[DrepBomb] Hepers Prologo


Titulo: Hepers.
Rated: +12.
Genero: AU.
Grupo: Block B.
Pairing: DrepBomb (Jaehyo+Minhyuk)
Nota de la autora: No es la típica historia de amor de vampiros. Tampoco creo que se pueda calificar como historia de amor precisamente... 8( No al principio al menos. Espero que os guste.




Antes éramos más, de eso estoy seguro. Quizás no tantos como para llenar un estadio o una sala de cine, pero sí más de los que quedamos ahora. Puede que no haya nadie más aparte de mí. Eso es lo que ocurre cuando eres una exquisitez, cuando la gente se muere por devorarte: acabas extinguiéndote.

Hace unos once años, descubrieron a una niña en mi colegio. Era su primer día de guardería y la devoraron casi de inmediato. ¿Qué diablos pasaba por su cabeza? Quizás la repentina soledad (uno siempre se siente así) la empujo a ir a clase con la descabellada idea de poder hacer amigos, de socializarse. La profesora anuncio la hora de la siesta y la pobre se quedo en el suelo de pie, agarrando su oso de peluche mirando al techo donde sus compañeros colgaban de las asas. Había terminado todo para ella. Sus compañeros la observaron desde arriba con los ojos como platos: sedientos. “Pero, ¿Qué tenemos aquí?”. La pobre empezó a llorar y a berrear, siendo la profesora la primera en alcanzarla.

Es precisamente después de la guardería, en primaria, cuando es obligatorio asistir. Cuando ya te has librado de la siesta. Aunque aun pueden pillarte desprevenido.

No puedes hacer ningún tipo de ejercicio, porque cuando  tu cuerpo entra en calor empiezan a caer gotas como si fuese baba de bebé. Si, es asqueroso. Todos los demás están frescos y limpios mientras yo goteo como si fuese un grifo. Por eso me apunte a natación, porque el agua ayuda a esconder el sudor.

Estas son solo una de las reglas, pero hay muchas más. Mi padre comenzó a enseñármelas todas desde el momento en el que nací. Nunca esboces una sonrisa, ni te rías. No llores nunca. En todo momento tu expresión debe de ser anodina y estoica. Las únicas emociones que puedes dejar ver en tu cara son las de ansia de hepers o de deseo romántico, y obviamente, yo no tengo nada que ver con ninguna de los dos. Nunca te olvides aplicarte mantequilla profusamente por todo el cuerpo cuando te aventures al salir de día, ya que es complicado dar explicaciones sobre quemaduras solares. Hay tantas reglas que podría llenar cuadernos con ellas.

Mi padre me las recordaba todos los días durante el desayuno, mientras el sol se ponía. No hagas amigos, no te quedes dormido en el colegio, no carraspees. Que tu atractivo no pueda contigo. Aunque las chicas se te entreguen en cuerpo y alma. Esta regla nunca me fue difícil de romper, ya que era gay. Todo esto me lo decía mientras yo repasaba mis uñas comprobando que no estuviesen desconchadas.

Tengo las normas tan interiorizadas como las de la naturaleza. Nunca he tenido la tentación de saltarme ninguna.

Menos una. Cuando empecé a ir al colegio comencé a tomar el autobús, que era tirado por caballos. Mi padre me prohibió mirar atrás para decirle adiós, ya que la gente no lo hace nunca. Al principio me costó obedecer esa regla. Durante los primeros días me costó lo mío no darme la vuelta y saludar, como un autor reflejo que mi propio cuerpo me pedía. Una tos irreprimible. Además, yo en aquella época solo era un crio y  eso lo hacía todo aun más difícil.

Una vez, hace unos siete años, rompí la regla. Ocurrió el día después de que mi padre entrara tambaleándose en casa, con las ropas hechas girones, como si se hubiese peleado y con el cuello perforado. Se había descuidado y lo habían descubierto. El sudor le caía por la frente y le manchaba la camisa. En su cara se notaba que lo sabía. Tenía la mirada enloquecida, y el pánico se apoderaba de él mientras me agarraba con fuerza. Su pecho comenzó a agitarse por los espasmos, y sus dientes rechinaban.

-Hijo mío, ahora estas solo.

Unos minutos más tarde comenzó a temblar aun mas, se puso en pie y se abalanzo hacia la puerta. Salió a la luz del alba. Cerré la puerta tal y como me lo había pedido y corrí a mi habitación. Ahogue la cara en la almohada y grite. Sabía lo que estaba haciendo en ese momento. Correr hasta llegar lo más lejos posible de casa antes de transformase y que los rayos de sol le convirtieran en ceniza. Primero el pelo, los músculos, los huesos, los riñones, los pulmones y por último, el corazón.

El día siguiente, mientras subía al autobús me detuve y mire hacia aras, rompiendo la regla. No lo pude evitar. Pero mi padre no estaba. Nunca más estaría ahí.

Como si fuese un choro de sinceridad comprendí que tenía razón. Estaba completamente solo. Anteriormente habíamos sido una familia de cuatro miembros: mis padres, mi hermana y yo. Aunque de esto ya hace mucho tiempo. Después solo quedamos mi padre y yo. Yo era pequeño y no llegue a tener una estrecha relación con ellas, pero mi padre las echaba muchísimo de menos. Jamás lloro su perdida, una de las reglas, ni siquiera cuando quemamos todos sus libros; sin embargo cuando me levantaba a plena luz del día, me lo encontraba mirando por la ventana, con la persiana bajada, dejando que un rayo de luz cayera sobre su apesadumbrado rostro mientras temblaba.

Mi padre me había preparado para que me quedara solo. Sabía que ese día acabaría llegando. Se paso años inculcándome reglas para que las conociera mejor que a mí mismo. Incluso ahora, cuando anochece y me preparo para ir al colegio, me aseo minuciosamente, me limo las uñas, me afeito los brazos y las piernas, me pongo pomada (para enmascarar mi olor) y me afilo los colmillos falsos, me parece oír su voz repasando las reglas.

Al igual que hoy. Mientras me visto escucho sus consejos habituales y recuerdo una de las únicas reglas que solo me nombraba una o dos veces al año: “No te olvides nunca de quién eres”. Nunca llegue a entender que era lo que quería decir con eso. Es como olvidar que el agua esta mojada, o que el sol brilla y la nieve es fría.

Sería imposible olvidarme de quien soy. Me lo recuerdan a cada momento. Cada vez que me depilo las piernas, me aguanto un estornudo, ahogo una risa o finjo estremecerme ante un rayo de luz extraviado recuerdo quien soy.

Soy un impostor.

4 comentarios:

  1. OMFG! Me ha encantado, me gustaría ver la segunda parte.. por favor, continuala!

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    1. Oish, muchas gracias *-* Lo continuare, no te preocupes ~ Lo iré publicando tanto aquí, como en 7wannab y en Amor-Yaoi :B
      Gracias por comentar *-* Parece ser que hay pocas BBCs que lean, que apenas recibí comentarios de esta historia y ahora me emociono fadsfasd ;;

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  2. QUE LA SIGAS O TE MATO.

    Atentamente, Lyu.

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    1. Pues... pues tendre que seguirlo porque... fasdfa vaya amenaza... ;;
      Perdoname la vida al menos (??)

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